Hijos de la Tierra
Cazadores de mamuts
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(Auel, 2019, pp. 463-488)

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A medida que aquella antigua tierra volvía imperceptiblemente su gélida faz boreal hacia el astro refulgente en torno al cual giraba, hasta las tierras próximas a los glaciares sentían un beso de suave calidez y paulatinamente despertaban del sueño de un invierno intenso y prolongado.

Las gotas que caían desde las ramas y las frondas abovedadas al primer calor de un mediodía de deshielo se endurecían hasta formar carámbanos con el frío de las noches.

(Auel, 2019, pp. 463-488)